Visual Thinking

Ana Dorado
IxDA Montevideo
Published in
6 min readJun 1, 2017

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Taller introductorio para IXDA Montevideo, organizado por Lucía Guedes y Pablo Massa, con el apoyo de MercadoLibre y Onetree.

Recursos visuales para la gestión del trabajo

¿QUÉ ES EL VISUAL THINKING?

El visual thinking (pensamiento visual) es el lenguaje que usamos para graficar las ideas con el fin de aprender, construir conocimiento, comunicar, explicar, entre otros. Y esto vuelve más ágil y eficiente el trabajo en equipo.

Cuando aplicamos este recurso en una reunión, para mapear las conversaciones en el pizarrón, se le llama facilitación gráfica.

¿Querés saber más sobre visual thinking?

¿POR QUÉ ES ÚTIL?

Visualizar las ideas en equipo resulta efectivo porque:

¿Querés saber más sobre los beneficios?

¿HAY QUE SABER DIBUJAR?

No hace falta ser expertos en dibujo para comunicarnos visualmente. De hecho todxs, en mayor o menor medida, tenemos incorporado este recurso, aunque a veces nos parezca que no, o nos dé vergüenza usarlo.

¿Querés saber más sobre esto?

¿CÓMO EMPEZAR?

Para que el recurso sea efectivo, es importante graficar de manera rápida y fluida, antes que buscar la perfección o abundar en detalles. Por suerte, para hacernos entender, no hace falta ser grandes dibujantes: lo importante es incluir los elementos más representativos.

Y luego, para ser más claros agregamos contexto… e incluso texto!

APRENDIENDO A DIBUJAR RÁPIDO

Si la idea es usar este lenguaje con fluidez y comodidad (casi como si estuviéramos escribiendo), viene bien practicar dibujos fáciles y simples. Acá van algunos y cada unx irá encontrando los suyos.

¿Querés más recursos para aprender a visualizar?

APRENDIENDO A ESTRUCTURAR

Lo importante es usar el recurso sin pretención de perfección. No obstante, cuanto mejor estructuremos y codifiquemos la información, más claras y entendibles serán nuestras visualizaciones. Si nos toca, por ejemplo, armar un flujo de trabajo, explicar un concepto complejo, mapear datos, visualizar conclusiones… podemos empezar por preguntarnos qué tipo de datos tenemos, y qué que es lo importante a comunicar sobre eso.

Empezamos por la pregunta: ¿qué queremos contar sobre esos datos?

En función de eso, elegiremos el tipo de configuración para estructurarlos. Igual que con los dibujos viene bien tener nuestro diccionario, aquí nos va a servir contar con un catálogo de configuraciones.

La idea es tener a mano e ir incorporando de forma consciente cuáles son las opciones para presentar la información. Servirnos de las formas conocidas y convencionales, para que nuestra audiencia sepa fácilmente cómo leer eso que estamos graficando.

Cuando lo importante es la descripción, podemos ir de más figurativo (más parecido a la realidad) a más abstracto.

En relación a la ubicación, lo que varía es el grado de “zoom” con que miramos… pero en mayor o menor medida se configura la información sobre un mapa o plano (tomado de arriba, de frente, etc.).

En cuanto a la cantidad, si se trata de porcentajes podemos graficarlo en una torta; y si es para comparar totales nos servirán las barras. Cuando los valores son discretos (es decir, que se pueden contar en números enteros, como cantidad de personas, por ejemplo), podemos representarlos con puntos.

Cuando los datos se configuran en relación al paso del tiempo, hay muchas formas de representarlos. Todas se amparan en la convención de que leemos de izquierda a derecha, y que por tanto lo que está a la izquierda se entiende como que sucedió antes.

La forma de los vínculos puede ser otro eje de análisis. Aquí la convención suele ser que lo que está arriba tiene mayor jerarquía que lo que está abajo. Y que lo que está en la periferia depende de lo que está en el centro (cuando la composición es central).

APRENDIENDO A CODIFICAR

Los recursos morfológicos nos ayudan a enfatizar lo importante en el gráfico, y por tanto, a guiar la mirada del usuario.

Lo importante aquí es tomar consciencia de que estos recursos son limitados, y que por tanto, es importante usarlos con economía. No usar el color para “pintar”, sino para indicar algo. Que sea clara la intención. Que se entienda qué es lo que estamos codificando, a dónde queremos direccionar la mirada.

¿CÓMO SABER SI LO HICIMOS BIEN?

Cuando se trata de imágenes, no hay una fórmula que funcione en todos los casos. Por eso, lo mejor, es llamar a nuestro usuario (en nuestro caso, Koshka!), y pedirle que testee nuestra pieza, a ver si se entiende!

OTRAS APLICACIONES

Visual thinking es un recurso que se está usando cada vez más, con distintas aplicaciones.

Podemos usarlo para:

  • Capacitaciones: usar a consciencia el pizarrón (o las paredes!) como recurso pedagógico.
  • Trabajo en equipo: graficar procesos, flujos de trabajo o conceptos en equipo, para canalizar el conocimiento colectivo.
  • Minutas: crear registros visuales claros y atractivos para mandar a los asistentes luego de las reuniones.
  • Charlas o eventos: documentar en una pared lo que suceda, para tener un apoyo visual y un registro.
  • Resúmenes: aprender a tomar notas visuales para uso personal, para memorizar, aprender, y mantener la atención.

¡Espero que se animen a sumar este recurso!

Si tienen dudas o necesitan más información, pueden escribirme!

Un abrazo!

Ana
hola@anadorado.com

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